La organización no gubernamental Techo decidió iniciar su actividad en Río de Janeiro por el barrio Jardim Gramacho, que hasta junio de 2012 albergó el mayor basurero de América Latina, debido a que, en su opinión, la desactivación del vertedero no mejoró sino que agravó la situación de sus habitantes.
"Techo optó por iniciar sus actividades en Río de Janeiro en esta región para poder denunciar la situación de extrema pobreza que viven sus familias", dijo a Efe Ariel Macena, director operativo en Brasil de la ONG de origen chileno y que actúa en 19 países latinoamericanos.
La organización dedicada a movilizar voluntarios para construir viviendas para familias pobres, que en Brasil opera con el nombre de Teto, actuaba desde hacía seis años en Sao Paulo, mayor urbe del país, y sólo en agosto desembarcó en la ciudad que está en la mira del mundo porque será la sede de los Juegos Olímpicos de 2016.
En un fin de semana de agosto, con la ayuda de 80 universitarios voluntarios y de habitantes de la región, construyó seis viviendas para las familias identificadas como más necesitadas.
Igualmente inició un acercamiento a la comunidad, con entrevistas a 200 personas, con el fin de conocer mejor la realidad de esta barriada en la que viven cerca de 5.000 familias, la mayoría de las cuales dependía financieramente del vertedero.
"Las personas de Jardim Gramacho están con muchas dificultades para sustentarse tras la remoción del basurero, que era su principal fuente de renta", explica Macena.
El vertedero, con cerca de 1,3 millones de metros cuadrados en los que se acumularon basuras al aire libre por 34 años, fue desactivado el 3 de junio de 2012 en una iniciativa del Gobierno para mejorar las condiciones ambientales de la población.
En el lugar llegó a ser depositada una montaña con cerca de 60 millones de toneladas de basura que prácticamente extinguió un manglar vecino y que contaminó las aguas de la Bahía Guanabara, que bañan las playas de la zona norte de Río de Janeiro.
Jardim Gramacho ganó fama internacional en 2011 cuando entre los candidatos al premio Oscar al mejor documental de ese año se incluyó a la coproducción brasileño-británica "Lixo Extraordinario" (Weste Land), que retrata la relación del artista plástico Vik Muniz con los recolectores de basura del barrio, que le proporcionaban objetos para sus obras de arte.
El basurero recibió desde 1976 la mayor parte de las 8.400 toneladas de residuos generadas diariamente por Río de Janeiro y que eran disputados por aves de rapiña y por unas 1.600 personas que vivían de recoger material reciclable.
Fue precisamente la negociación con estos recicladores la que atrasó por varios meses el cierre del vertedero. Al final cada uno recibió una indemnización de unos 6.000 dólares por haber perdido su fuente de trabajo.
Pero pocos aprovecharon la indemnización y la mayoría terminó gastándola en menos de un año, admitieron los vecinos encuestados por los activistas de Techo.
Según un primer diagnóstico de Techo, el 30 % de las 5.000 familias de Jardim Gramacho vive en situación de extrema pobreza, en viviendas de madera y lona construidas en márgenes de ríos y en áreas clandestinas de vertido de basuras.
"A los problemas de falta de renta se suma la vulnerabilidad de vivir en una región tan marginalizada, sin asistencia, y la insalubridad", agrega Macena.
"Las casas de la región son muy precarias, muchas con el piso de tierra, y casi todas sin ningún tipo de acceso a los servicios públicos esenciales, como agua, alcantarillado y energía", aseguró.
Uno de los objetivos de la ONG es aprovechar sus voluntarios para que enseñen oficios a las personas que perdieron su fuente de renta y a montar pequeños negocios.
"Queremos fortalecer los vínculos entre la organización, los voluntarios y las familias para que en un futuro podamos fomentar aún más el desarrollo comunitario local con más acciones y no sólo con la construcción de viviendas de emergencia", dice Macena.
Techo, que nació en Chile en 1997, cuenta actualmente con unos 400.000 voluntarios, de los que 3.000 trabajan permanentemente en barriadas pobres, y ha construido unas 94.000 viviendas. /EFE