Desde muy pequeña, Jessica Rubinstein supo que la moda no sería un simple pasatiempo, sino su forma de vida. “Mi inclinación por el mundo del diseño de moda empezó desde muy chiquita. Mi mamá cuenta que desde que tengo 4 años no dejaba que nadie me vistiera porque tenía que ser yo la que escogiera la ropa”, recuerda. Ese instinto por la estética se transformó pronto en hábito: mientras otras niñas jugaban con muñecas, ella las vestía, les hacía nuevos atuendos con retazos de tela y cualquier material que encontraba en casa.
A los ocho años, la pasión se afianzó cuando entró a una academia de baile en Caracas. Su parte favorita no eran los pasos, sino el vestuario: “Todas mis amigas me pedían ayuda diseñando y creando piezas nuevas. La primera vez que cosí a mano fue cuando empecé a hacer ballet en puntas, me tocó coser mis zapatillas y me acuerdo como si fuese ayer que fue en ese momento que me di cuenta que yo quería ser parte del mundo de la moda”.
Primeros pasos
Ese deseo la llevó a estudiar en Savannah College of Art and Design (SCAD), donde se graduó con honores en 2018. Aunque llegó sin siquiera saber enhebrar una máquina de coser, pronto sus habilidades técnicas destacaron. “Desde que estaba en SCAD, las personas siempre me preguntaban cosas técnicas de un vestido… lo más irónico es que yo llegué sin saber ni cómo usar una maquina de coser”.
Su evolución fue tan marcada que, después de la pandemia, el propio chair del departamento de moda de SCAD la llamó de regreso para apoyar a los estudiantes. Primero como Technical Support Mentor en 2022 y luego como Technical Designer de tiempo completo, Jessica se convirtió en guía para elevar la calidad del trabajo estudiantil. Durante tres años estuvo al frente de fittings, colecciones finales y desfiles en Savannah y Atlanta, además de colaborar en exhibiciones de alto nivel, como la retrospectiva de Cristóbal Balenciaga en SCAD FASH Atlanta.
Paralelamente, desde 2020 ha trabajado como diseñadora freelance, creando vestidos a medida para clientes privados, con especialidad en técnicas innovadoras como laser cut, teñido artesanal y aplicaciones únicas.
Una diseñadora entre lo digital y lo artesanal
Jessica se define como una creadora que combina tradición y vanguardia: “Yo considero que tengo habilidades especiales para integrar la tecnología con el mundo de la moda sin perder la esencia de lo artesanal”. En su proceso creativo utiliza software que le permite visualizar las prendas en tiempo real, y técnicas como el corte láser para desarrollar diseños únicos. Gracias a esta fusión, logró exhibir su colección en pasarelas internacionales como New York Fashion Week y Paris Fashion Week.
Para ella, lo más fascinante del diseño es el recorrido completo: “Me encanta poder ver cómo algo que tengo en la mente, que no existe yet, poco a poco va agarrando forma y se hace realidad. No hay más satisfacción que poder ver algo físicamente cuando estuvo viviendo en tu cabeza por mucho tiempo”.
Su sello personal
Cuando se le pregunta qué la diferencia frente a otros colegas, Jessica lo tiene claro: “La pasión que tengo por lo que hago y el querer innovar e involucrar la tecnología para crear mis piezas”. Esa pasión también se traduce en su rol como educadora, compartiendo conocimientos con estudiantes y colegas, convencida de que enseñar es una forma de multiplicar sueños.
Con apenas cinco años de trayectoria profesional, Rubinstein ya ha dejado huella en la industria con su visión híbrida de la moda. En sus palabras: “Soy una persona muy perseverante, nunca me doy por vencida… busco innovar, crear y hacer cosas con propósito”, lo que la ha consolidado como una propuesta fresca dentro del panorama de la moda latinoamericana.
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