Un aborto es la terminación espontánea o provocada (procedimiento para interrumpir un embarazo) de la gestación antes de la semana 20, contando desde el primer día de la última menstruación normal, o expulsión del producto de la concepción de menos de 500 gramos de peso.
En el aborto se utilizan medicinas o cirugía para retirar el embrión o el feto y la placenta del útero. El procedimiento del aborto es realizado por un médico con licencia o alguien que actúe bajo supervisión de un médico con licencia.
La decisión de interrumpir un embarazo, mediante el aborto, es muy personal. Si piensa someterse a un aborto, la mayoría de los profesionales de la salud sugieren asesoría psicológica.
Existen distintos tipos de aborto. La Organización Mundial de la Salud los define de la siguiente manera:
1. Aborto espontáneo: es la pérdida del embarazo antes de que el feto sea viable. Es decir, antes de que el feto pueda sobrevivir fuera del útero materno. La OMS considera que el feto es viable a las 22 semanas de gestación.
2. Aborto inducido: es el proceso mediante el cual se interrumpe el embarazo antes de la viabilidad fetal. Esto es, cuando hay intervención humana con el fin de interrumpir la gestación.
3. Aborto inseguro: se define como el procedimiento llevado a cabo ya sea por personas que carecen de la capacidad requerida, en un ambiente carente de estándares médicos mínimos, o en ambos casos.
Estas tres definiciones son fundamentales para ubicar al aborto no sólo como un tema médico -como es común que suceda en los manuales y en la formación profesional del personal médico-, sino también como un tema social.
En México, la mayor parte de los abortos practicados son abortos inseguros que ponen en riesgo la vida y la salud de las mujeres.
Esto se debe a las condiciones de clandestinidad en que tienen lugar como consecuencia de las leyes restrictivas que existen actualmente.
Por otra parte, existe un gran desconocimiento entre la población y las instituciones médicas acerca de los casos en los que el aborto está permitido.
Esto también ocasiona que muchas mujeres que por ley tienen derecho a los servicios de aborto no reciban atención en las instituciones de salud y recurran a prácticas riesgosas de aborto clandestino.
Situaciones como ésta suceden sobre todo entre las mujeres que no tienen posibilidad de pagar el alto costo que tiene este procedimiento entre los proveedores que ofrecen servicios seguros.
En nuestro país dicho sector es mayoritario. Por ello el aborto constituye un problema complejo de salud pública y justicia social./salud180
2013-10-10