Se estima que 26 millones de personas sufren de insuficiencia cardíaca (IC) a nivel mundial, según cifras de World Heart Federation, y si se suman los casos no diagnosticados, la cifra se eleva a 37,7 millones. Esta enfermedad que se caracteriza por síntomas y signos causados por anomalías estructurales o funcionales del corazón, es la causa más frecuente de ingreso en mayores de 65 años y de reingreso hospitalario.
Las proyecciones estadísticas apuntan que en el mundo 1 de cada 5 personas desarrollará la enfermedad a lo largo de su vida. En Latinoamérica existen aproximadamente 200 casos por cada cien mil habitantes. En el caso de Venezuela, según la última publicación epidemiológica oficial, la enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte en el país, mientras que la IC es la tercera de ellas dentro de las enfermedades cardiovasculares.
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Nuevo consenso tras una década
La Sociedad Venezolana de Cardiología (SVC) presentó ante el gremio médico nacional el ‘Consenso Venezolano de Insuficiencia Cardíaca Aguda y Crónica’, un documento que contó con el patrocinio de Laboratorios Farma y la participación de más de 25 cardiólogos venezolanos y del Ex Presidente de la Sociedad Colombiana de Cardiología, el Dr. Efraín Gómez.
La Dra. Emilia Martínez, médico internista, cardióloga y una de las coordinadoras generales del consenso, señala que desde hace 10 años no se realizaba un acuerdo sobre esta enfermedad cardiovascular y que fue un trabajo que tomó alrededor de un año. A lo largo de 15 capítulos se aborda desde la fisiopatología de la enfermedad, el diagnóstico, las comorbilidades y enfermedades infecciosas relacionadas, hasta el tratamiento farmacológico, las medidas terapéuticas no farmacológicas y los dispositivos implantables, entre otros.
Hallazgos que marcan pauta
El ‘Consenso Venezolano de Insuficiencia Cardíaca Aguda y Crónica’, auspiciado por Laboratorios Farma, tiene capítulos que no tiene otro consenso, como el relacionado a la evaluación genética, que actualmente tiene un peso importante para el diagnóstico y el seguimiento de la IC, y muchas veces, para la prevención. Adicionalmente, hay uno sobre infecciones y corazón, y un apartado especial para la insuficiencia cardíaca en la mujer.
“Anteriormente la mujer no era incluida al igual que los hombres en los trabajos de investigación cardiológicos, porque se pensaba que no sufrían de enfermedad cardiovascular si no hasta edades muy avanzadas y que respondía igual que el hombre a los tratamientos y eso no es real. Una de las características diferenciales de la mujer es que su corazón es de un tamaño diferente, por lo tanto el cálculo de su función en porcentaje, es distinta”, acota la cardióloga.
Adicionalmente, resalta que la incidencia en hombres y mujeres es igual. “El género femenino tiende a dilatar más la consulta cardiológica por las obligaciones diarias, aún cuando la tasa de defunción en mujeres con insuficiencia cardíaca avanzada es más elevada que la de los hombres, además, se mueren más de enfermedades cardiovasculares, que de cáncer de mama”, puntualiza la Dra. Emilia.
La coordinadora general del consenso, refiere la importancia de contar con un documento propio, donde se manejan todas las posibilidades terapéuticas disponibles en Venezuela para aplicarlas a los pacientes.
“Hay un hueco grande con relación a la insuficiencia cardíaca, no solo en Venezuela, sino a nivel mundial. A pesar de que por ejemplo existen cuatro medicamentos iniciales para el tratamiento de la IC, muchos de los pacientes no los reciben completos y eso hace que todo el beneficio de disminución de empeoramiento o de mortalidad, el paciente no lo reciba”, alerta la especialista.
Nota de Prensa.
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