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Psicoanalista Adrián Liberman: "En Venezuela no podemos sustituir una intolerancia por otra"

Sabado, 19 de diciembre de 2015 a las 07:30 pm
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Aira Maya 

Con una biblioteca de más de 3 mil libros y a pesar de no haber nacido en tierras venezolanas, el psicoanalista Adrián Liberman, quien vive en el país hace 40 años, aseguró que se requiere de un mayor entendimiento entre lo que se dice, lo que se escucha y lo que se hace, por lo que resulta indispensable afinar el diálogo en una sociedad que está sumida en un cúmulos de problemas, los cuales, afirmó, “son superables”.

Tras los resultados electorales en los que hubo celebración en un sector y derrota en el otro, enfatizó que “ni la oposición está en 100% en lo correcto ni el chavismo lo está también”, por lo que el camino hacia un mejor país estará lleno de obstáculos los cuales deben ser asimilados por los venezolanos para que se entienda que el proceso requerirá de tiempo, constancia y mucho entendimiento.

Ante un escenario que se perfila difícil en los económico y político el próximo año, Liberman resaltó que el venezolano debe prepararse y asumir la realidad inmediata.

¿Cuál es la evaluación que usted hace de la sociedad actual venezolana?

Es una sociedad que viene experimentando un trauma permanente, viene experimentando situaciones que han sobrepasado todo orden tanto que la vivencia de la mayor parte de la población es de desesperanza, de inquietud y de incertidumbre magnificada. Tenemos medio millón de personas viviendo fuera del país, lo que es algo inédito, para una nación acostumbrada a recibir gente. Es una sociedad que ha ido viviendo bajo los efectos de un discurso acerca de la posibilidad de resolver sus problemas pero que solo quedó en eso. Es una sociedad fragmentada en varios sentidos.

Esa sociedad que está desgarrada, tal como usted menciona ¿cómo hace para que eso afecte lo menos posible al núcleo familiar?

Es imposible sustraerse de los efectos de la situación de malestar que se vive. La recomendación es tratar de poner en palabras el malestar que se está experimentando, en dialogar. El tratar de poner en orden al pensamiento y la palabra. Las palabras enferman pero también curan. Si alguien tiene duda acerca de eso, piense en dos palabras: “por ahora”; y cómo eso modificó la historia venezolana. El hablar todos los días con personas a quien uno quiere o a quien sepamos nosotros les interesemos es la fórmula que nos humaniza. El poder hablar, pensar y colocar en el tejido del pensamiento lo que estamos experimentando. Si bien eso no es hará desaparecer el dolor pero si nos hará sentir que esa realidad duele menos y en la que también podemos ir construyendo soluciones y entender que las soluciones no serán inmediatas ni fáciles. El diálogo debemos entenderlo como una forma de dirimir las diferencias y así enfrentar los malestares.

Las elecciones representan un camino precisamente para dirimir esas diferencias, sin embargo desde el oficialismo se ha habla de fraude, lo que puede enturbiar el proceso de entendimiento entre los sectores,¿Cómo puede lidiar el ciudadano con esto?

Primero debe entenderse muy bien que este cambio que se dio el 6 de diciembre (con las elecciones parlamentarias), no es en inmediato ni fácil y que tiene vaivenes, los cambios humanos son procesos. Yo trabajo en eso en ayudar a la gente a cambiar pero el cambio es difícil, es procesal. Esto que ocurre es algo absolutamente esperable, que puede traducirse en frustración y hace que la gente se pregunte el por qué no se entiende el mensaje que se dio ese domingo electoral.

Evidentemente hay una resistencia al cambio por todas las implicaciones que esto trae pero nuevamente hay que entender que este cambio, inclusivo si el señor Maduro no hablará de fraude, es un proceso complejo a largo plazo. Los procesos significan mirarnos todos hacia adentro, y entender cuál ha sido nuestra participación por acción o por omisión en el estado de cosas que estamos viviendo, e ir formulando maneras de ir subsanando las heridas que nos hemos producidos todos. Ni será en lo inmediato ni será por decreto ni es una cosa que pasa de un día para otro sino que será algo que encontrara resistencia y llevará mucho trabajo.

¿Hay posibilidad de reencontrarnos todos como sociedad?

Claro, que la hay. El hacerlo nuevamente es un proceso y significa poder soportar la diversidad de opiniones y poder entender que la diversidad es una virtud y no una desgracia, que hay maneras distintas de ver los mismos fenómenos. La diferencia de opiniones no necesariamente es un problema sino que puede ser una oportunidad que requiere tolerancia, aprender a escuchar, requiere aprender a soportar que el otro puede entender las cosas de mera opuesta. Pero insisto esto implica frustración, por eso es un trabajo que hay que hacer a diario.

¿Se aprende a ser tolerante?

Se aprende desde la infancia si eres criado con personas que te enseñen que no todos somos iguales, y no ser iguales no es una desgracia ni implica que salgas a las calles a convencer a la gente de tu verdad, se debe entender que en la verdad del otro puede haber una oportunidad de pensar la realidad de una manera que a ti no se te hubiera ocurrido, lo que puede ser sumamente enriquecedor. Es un trabajo y eso quizás es uno de los cambios que nos llevará más de una generación.

¿Esa tolerancia debe ser parte del discurso de la oposición?

El discurso opositor tiene muchos discursos distintos y en el que se dice que tienen posibilidad de rescatar la diversidad como oportunidad, la posibilidad de hacer uso de las herramientas simbólicas como el voto para producir los cambios. Es un discurso que sostiene que tenemos graves problemas, la mayor parte de ellos provocados en mi opinión por nosotros mismos, y que requerimos de un trabajo para intentar resolver estos problemas que van desde la dificultad para conseguir cosas básicas hasta la elaboración de un proyecto de país a largo plazo. El discurso debe señalar que debemos aprender a soportarnos e intentar convencer, por las buenas, que esto puede ser la posibilidad de resolver los graves problemas que tenemos.

¿Qué recomendaciones le daría usted a la oposición para que elabore un mensaje que le llegue a los chavistas?

Primero, entender que es absolutamente válido que haya gente que siga apoyando al gobierno, y a quien no se debe agredir luego emprender una labor de insistencia al diálogo. No podemos sustituir una intolerancia por otra, y que esto es una labor de educación de apelar al razonamiento, es una labor que nuevamente requiere un trabajo de todos los días y que también será más fuerte en la medida de que haya obras o resoluciones que muestren que se es inclusivo, tolerante que se puede ser diferente y que bajo este techo cabemos todos. Se debe entender que la razón no cae de un solo lado. Ni la oposición está en 100% en lo correcto ni el chavismo tampoco, ambos lados tienen cosas que aprender el uno del otro, ambos lados tienen cosas que decirse si queremos avanzar como país.

Especialista indican que el 2016 será difícil, ¿Cómo se pude tener la madurez para asumir los procesos que viene el próximo año?

Empezar por asumir que la realidad inmediata apunta a que será duro en aspectos socioeconómicos. Entender cuál es el papel de cada quien en esta realidad que estamos viviendo y algo en lo que insisto es que buscamos interlocutores, poder hablar, dialogar de lo que se experimenta es muy positivo. Entender además que no somos ricos porque una cosa es caminar sobre un mar de petróleo y otra cosa es ser rico. Ser rico es distinto y nosotros no somos un país rico, somos un país que tiene grandes recursos pero construir riquezas es algo mucho más complicado y difícil que no lo hemos sabido hacer tanto el actual gobierno como tampoco la llamada cuarta república por ende tenemos una deuda con nosotros mismos y ver cómo nos convertimos en aquello que creemos que somos.

¿Luego de estos procesos, caminamos hacia la madurez como sociedad o aún estamos en la adolescencia?

Nos falta mucho aún por ser una sociedad madura, mucho camino para lograr entender la diferencia entre ser ciudadanos y ser habitantes. Hay señales esperanzadoras de que somos capaces de aprender, de rectificar y que somos capaces de entender que no todo lo hacemos bien. Venezuela sigue siendo una tierra de esperanza, un lugar lleno de potencialidades, con gente sumamente talentosa, interesante el reto está en saber si podremos darle más lugar a esas cosas que a otras tendencias.

2015-12-20