Jesús M. Gambús|[email protected]
La fecha que hoy marca el calendario es una suerte de gran punto de encuentro de la tradición católica y la cultura africana que comparten sus creencias desde el “vamos” de la historia patria y del resto del continente.
El Día de Santa Bárbara, o el Día de Shango, según sea el credo de quien le consagre su devoción.
Historia de un culto. Escritos antiguos que datan del año 1700, según la tradición, señalan que Bárbara había nacido en Nicomedia, ciudad ubicada en la actual Turquía, alrededor del siglo III después de Cristo.
Dioscurus o Dióscoro, su padre, un hombre pagano, rico y poderoso, ofuscado por el celo extremo que había generado la conversión de su hija al ministerio de Jesús, la había confinado en una torre y sometido a tortura física y mental, para finalmente decapitarla con una espada .
Dióscoro falleció poco después al descender de la montaña donde había cometido el asesinato, para ser víctima de un rayo.
Milagros. Las mismas fuentes aseguran que desde el mismo momento de la muerte de Bárbara, comenzaron a manifestarse los milagros en su sitio de sepultura.
Así se inició el culto cristiano a “la Venerada” que, con el paso de los años se hizo patrona de los mineros, artilleros, bomberos, y protectora ante la muerte repentina, la impenitencia y los rayos en caso de tormentas.
Fecha compartida. Pero la fecha que se conmemora en honor de Santa Bárbara, se sale de los espacios de la iglesia tradicional y se comparte de una forma diferente en las tierras africanas.
En ese crisol, la historia abre páginas con el descubrimiento de América y en una de esas lecturas obligadas los negros esclavos provenientes de la tribu yorubas, lo cual van a darle un acento muy particular, en el que arreglos florales, frutas, velones, collares de cuentas rojas y blancas se despliegan muy temprano sobre un altar, al tiempo que se escuchan cantos de las viejas raices africanas.
El baile , la comida y las bebidas espirituosas también tienen espacio en el ritual que se prolonga hasta la madrugada del día siguiente.
Es, no la fiesta de Santa Bárbara sino la adoración a Shangó, el rey de las cuatro tierras, la fiesta, el vino, la guerra, la justicia, y por supuesto el tambor, el rey legendario de Oyo, en Nigeria, Y allí entra otra explicación que dan los seguidores del rey guerrero: “Shangó fue un rey yoruba, artífice del imperio yoruba, estratega de batallas que plantaron resistencia al imperio español".
Shangó es el orishá de los rayos, truenos, la justicia, la virilidad, la danza y el fuego y los generales de Nigeria, país de donde se origina el culto a este santo, lo adoraban. Sus seguidores lo veían como el recipiente de grandes potencialidades creativas.
La vinculación de Shangó con Santa Bárbara se realizó a fin de seguir realizando la celebración a la deidad africana frente a los ojos del catolicismo proceso que fue traido como parte de la colonización.
2017-12-03