El Papa Francisco en fecha 23 de diciembre de 2021 se ha adelantado en regalarle a la Arquidiócesis de Caracas, el mejor de los aguinaldos al nombrar dos nuevos obispos auxiliares que junto con la naciente diócesis de Petare permitirá una mejor atención pastoral a la zona metropolitana de la capital.
Sus nombres, el Presbítero Carlos Márquez Delima, caraqueño (29-12-1961), con estudios en Columbia Británica (Canadá) y en Bogotá y Caracas. Sacerdote desde el 25 de julio del 2003.
Ha ejercido como párroco y formador del Seminario, y en la formación de laicos y ministros consagrados.
Actualmente se desempeñaba como Vicario General, Párroco de El Buen Pastor de Bello Campo y responsable arquidiocesano de los diáconos permanentes y de la catequesis.
El segundo, el Reverendo Padre Lisandro Alirio Rivas Durán, miembro de los Misioneros de la Consolata, nativo de Boconó (Edo. Trujillo) (17-7-1969). Sacerdote desde el 19 de agosto de 1995. Estudió en Colombia y Londres y ejerció como misionero en Kenya y en Venezuela. Desde el 2014 era Rector del Pontificio Colegio San Pablo Apóstol en Roma.
Los obispos auxiliares se designan a diócesis que revisten cierta complejidad por el número de habitantes, por distancias enormes, o a solicitud del obispo residencial por motivos especiales, tales como la salud o la atención a una pastoral específica.
Son nombrados por el Papa, según las normas del derecho canónico, para asistir al obispo diocesano en todo lo relativo al gobierno de la diócesis.
Hasta entrado el siglo XX, la única diócesis venezolana que tuvo obispo auxiliar fue Mérida, con Mons. Buenaventura Arias (1827-1831).
En el siglo pasado y hasta nuestros días, han tenido obispos auxiliares: Ciudad Bolívar y Cumaná en el oriente. Los Teques, Valencia y Calabozo en el centro; y, en occidente, Barinas, San Cristóbal, Mérida, Maracaibo y Barquisimeto.
Caracas roza los treinta auxiliares: Miguel Antonio Mejía durante la visita apostólica (1938-1939), y Nicolás Eugenio Navarro (1943-1960).
El Arzobispo Rafael Arias Blanco tuvo dos: Ramón I. Lizardi (1956-1972) y José Rincón Bonilla (1956-1984), quienes continuaron bajo el pontificado del Cardenal José Humberto Quintero Parra, a los que hay que agregar: Luis Eduardo Henríquez Jiménez (1962-1972), Jesús María Pellín (1965-1969) y Ramón Ovidio Pérez Morales (1970-1980).
Este último continuó durante la gestión del Cardenal José Alí Lebrún, a los que se sumaron posteriormente: Marcial Ramírez Ponce (1972-1996), Vicente Ramón Hernández Peña (1974-1976), Alfredo Rodríguez Figueroa (1974-1987), Miguel Delgado Ávila (1979-1991), Jorge Urosa Savino (1982-1990), Ubaldo Ramón Santana Sequera (1990-1991), Mario del Valle Moronta Rodríguez (1990-1995), Diego Padrón Sánchez (1990-1994), y Roberto Dávila Uzcátegui (1992-2005).
Desde 1995 durante el período del Cardenal Antonio Ignacio Velasco García: Rafael Conde Alfonzo (1995-1997), Nicolás Bermúdez Villamizar (1997-2009), José Trinidad Valera Angulo (1997-2001), y Saúl Figueroa Albornoz (1997-2011).
Siendo arzobispo el Cardenal Jorge Urosa Savino fueron sus auxiliares, además de Bermúdez y Figueroa heredados de su antecesor, a los que se agregaron: Jesús González de Zárate Salas (2007-2018), Luis Armando Tineo Rivera (2007-2013), Fernando Castro Aguayo (2009-2015), Tulio Ramírez Padilla (2012-2020), José Trinidad Fernández Angulo (2014-2021, y Enrique Parravano Marino (2016-2019).
Durante la Administración Apostólica del firmante de esta crónica: Ricardo Barreto Cairo (2019-) y los dos nombrados en estas navidades por el Papa Francisco, que Dios mediante recibirán la ordenación episcopal en la solemnidad de San José, el próximo 19 de marzo.
Como el aguinaldo, “de contento voy cantando, al Dios niño celebrando”, para bien de nuestra iglesia venezolana.
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