@gatotell / Coach profesional, Master PNL
Muchas son las veces en las que nos empeñamos en tener algo, un trabajo, un título universitario, una casa, una novia, un esposo, y una vez que lo tengo no le doy el valor de aquello que me costó conseguir.
Leí una vez que los porcentajes de valoración de eso que quiero, es 50% cuando lo deseo, 20% cuando lo tengo y 80 % cuando lo pierdo, entonces, el problema no es tener, eso que queremos tener al lograrlo lo desvalorizo, desde algo tan banal como el celular, hasta una relación de pareja, lo que tengo en cuanto a lo material si no hay apego viene y se va, me da lo necesario y listo, pero el título lo dice, ¿qué haces con lo que tienes?
Marcar diferencias
Esa es la gran diferencia, que valor, o que uso real le das a eso que tienes y aquí hablamos de todo, desde la vida, hasta el dinero que te ganas, con este último por ejemplo, ¿eres de los que se queja porque no lo tienes? Y cuando lo tienes que haces con él? En qué lo inviertes?
En el celular de última generación, en la camisa de moda o lo haces en algo que te pueda también generar ingresos o recuerdos, viajes verbigracia, sé que en Venezuela muchos si apenas tienen para comer, y aun así les pregunto ¿qué haces con lo que tienes? ¿qué haces con tu tiempo? ¿ cómo lo aprovechas?
Ese es sin duda tu más importante recurso ¿qué haces con tus relaciones? Las cultivas, las atiendes? ¿qué haces con tus padres? ¿con tus hijos? ¿qué haces con tu pareja? ¿Qué haces con las oportunidades que la vida te da? ¿Qué haces con tu cuerpo, con tu salud? ¿qué haces contigo? ¿estás viviendo la vida que quieres?
Sin valoración
Te estás dando cuenta de todo lo que tienes, de todo lo que posees y que muy probablemente no le das el valor sencillamente porque es normal que este allí, volvemos a los porcentajes, no extrañare a mi hijo hasta que se vaya o a mi padre hasta que muera, y ese es el gran asunto
¿Qué hago con lo que tengo? Al empezar a valorar todo lo que me rodea, la mesita de noche para colocar el libro, ese mismo libro de poesía que he releído tantas veces, la cola de mi perro y su alegría cada vez que me ve, el saludo cordial del señor de seguridad o de la chica de la panadería, ese cielo a veces azul, otras nublado pero siempre allí sobre mí, el beso mañanero de mi esposa y los cuentos al teléfono de mi hija, el Dios te bendiga de mi madre y las disertaciones con mis hijos, los zapatos cómodos, la cobija que me arropa, el agua caliente al bañarme y la pasta de dientes, el alimento en la mesa, el sol, la luna, las estrellas y los cantos de los pericos, ¿ qué hago con todo eso?
Esos detalles
Al menos yo procuro disfrutarlo, cada instante, sorprenderme como un niño que grita ¡la luna ahí ta la luna! porque así como está un día ya posiblemente no, y extrañare al perro, al vecino, la bendición, el beso la risa y todo lo que siempre tuve y que no me costaba más que mi atención.
Dios nos da herramientas, oportunidades, caminos por andar, batallas que pelear y amores a los que amar, nos da el aire y la oportunidad de ser mejores cada día, piénsalo, no es tanto lo que tienes, es ¿Qué haces con eso?
Sin duda lo cambia todo, deja la loca carrera por tener y ocúpate de lo que ya tienes, valóralo y disfrútalo, lo demás vendrá como lo han hecho tantas cosas, pero hay otras que la vida te dio a ti y solo a ti, cuídalo no vaya a ser que luego por el afán de querer una cosa, pierdas algo muy importante que ya tienes.
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