Erick S. Eonzález Caldea
Situados en un hogar humilde en el sector Aramina, del municipio Acevedo del estado Miranda, una familia de agricultores lamenta la desaparición de su allegado Freddy Hernández, de 23 años de edad, víctima de los efectivos militares del comando 323, ubicado en la quinta El Café, del municipio Acevedo.
“Tengo fe de que mi hijo está con vida”, expresó Félix Hernández, padre de la víctima, quien sin titubeos aseguró no retirar ningún resto de la morgue, hasta que la prueba de ADN verifique la identidad de su descendiente.
Sostuvo que recibieron maltratos verbales por parte de los funcionarios militares, quienes nunca les revelaron la dónde se encontraba Freddy.
Félix, un señor mayor de edad y también agricultor como su hijo, relató que el 15 de octubre, a las 4:30 de la tarde, efectivos del ejército llegaron hasta el sector donde reside Freddy con la intención de llevarse a varias personas detenidas.
“Junto a mi hijo se llevaron a otras tres personas, entre ellas un primo. Pero a ellos los soltaron a los tres días. Sufrieron maltratos, torturas e interrogatorios por parte de los funcionarios de aquel destacamento”, sostuvo Hernández.
Agregó que a los jóvenes los soltaban uno por uno, y en días diferentes. Cuando salieron no lograron explicar porqué dejaban a los demás, si todos los apresaron el mismo día.
Desaparición. A Freddy Hernández lo mantuvieron privado de libertad en la quinta durante tres días, luego los militares le indicaron que los trasladaron a otro sector en Charaguanar, pero desde el miércoles 19 de octubre, estaba desaparecido.
Al joven de 23 años, sin rastros de su paradero o razón de su cautiverio como presumen sus allegados−, siguen con fe buscándolo. “Él solo se dedicaba al campo. El día que se lo llevaron comía naranjas junto a su primo y un allegado ¿Solo por eso se lo llevaron?”, cuestionó el hombre.
Zona roja. El equipo del Diario 2001 se dirigió a los sectores donde efectivos militares, de la Fuerza Armada Nacional, realizaron los operativos de Liberación del Pueblo (OLP), ahí los vecinos señalaron que la inseguridad en la zona “no juega carrito”.
Caseríos, donde la agricultura es el sustento de muchas familias, es la principal característica del sector Yaguapa. Vecinos señalaron que los robos a las casa son constantes y cuya solución aún no está presente.
En el pequeño pueblo El Café, de apenas 3 mil habitantes, lugareños protestaron para que no le quitaran el punto de control militar −donde están implicados efectivos por la masacre de 12 personas−, ya que sin la presencia militar, hampones del sector Capaya, azotarían al pueblo, para provocar una tragedia.
“No estamos de acuerdo con lo ocurrido, pero también los familiares de las víctimas deben entender que la situación entre los dos pueblos es muy delicada, puesto que, los habitantes de El Café corren el peligro de ser asesinado por los hampones de Capaya, si los ven en ese sector”, señaló un protestante, quien pidió reservar su identidad.
Riñas entre pueblos, inseguridad y problemas con los servicios básicos, son las canciones que entonan los habitantes de Aramina, El Café y Yaguapa.
2016-11-30