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Carlos Eduardo Arangure Salcedo, de 30 años de edad, se dirigía a comprar el desayuno a las 8:30 de la mañana del martes 2 de mayo, junto a una de sus hermanas menores, cuando recibió dos impactos de bala en el intercostal derecho, tras quedar en medio de una manifestación que estaba siendo reprimida.
En el momento en que el joven caminaba a la altura del Puente Baloa, en la parroquia Petare, se presentó una situación irregular en la manifestación en donde unos sujetos comenzaron a disparar a los manifestantes.
Arangure caminaba con su hermana cuando comenzó el tiroteo. La menor se escondió atrás de un camión pero Carlos no pudo refugiarse, por lo que recibió dos disparos de arma de fuego en la zona intercostal, que le causaron la muerte instantáneamente.
El cuerpo del occiso fue trasladado a la Morgue de Bello Monte por los funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), quienes se encontraban en el lugar, según contaron los testigos.
Los vecinos que avistaron lo sucedido, le informaron a María Arangure, madre del difunto, lo que había acontecido y éstos se movilizaron a la morgue donde efectivos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), le dijeron que su hijo había muerto por participar en las llamadas “guarimbas”, pero los familiares señalaron que el fallecido no estaba protestando en el momento de su muerte.
Debido al tamaño del orificio que dejaron las balas que ultimaron a Arangure en su cuerpo, los conocidos presumen que los proyectiles pertenecen a un arma de fuego de alto calibre.
El hombre era el mayor de 16 hermanos, de los cuales él es el tercero en fallecer de manera violenta. Dejó a dos hijos de 7 y 11 años de edad.
El difunto se desempeñaba como vendedor informal de chucherías y comestibles en distintos lugares de la ciudad capitalina desde hace varios años.
2017-05-03