¿Qué sucede cuando el hombre que todos asociamos con bala tras bala, persecuciones imposibles y un pasado marcado por la venganza baja la guardia y abraza el perdón?
John Wick, ese letal asesino convertido en héroe imparable, nos ha enseñado que la calma puede ser tan poderosa como el fuego. Pero detrás de la mitología de Wick hay un actor que, lejos de rencores y odios, practica el perdón como ejercicio de sabiduría: Keanu Reeves.
Desde el primer fotograma de Matrix, donde Neo decide la pastilla roja, hasta los diálogos más escuetos en los caminos de Nueva York que recorre Wick, la narrativa de Reeves está impregnada de una dualidad: el choque del mundo externo y el refugio interno. Mientras Neo aprende a liberar su mente, Wick nos muestra que, incluso cuando todo conspira contra nosotros, el verdadero enemigo rara vez está fuera.
¿Por qué llamar estoico a un asesino a sueldo?
Porque, como decía Marco Aurelio, “no son las cosas las que nos perturban, sino nuestra opinión de ellas”.
Porque, como Wick, sabemos que hay heridas que no sanan con balas ni rechazos, sino con renuncia.
Porque, ante la traición, el camino más valiente no es buscar revancha, sino soltar el peso del pasado.
Tres preguntas que plantea Keanu Reeves sobre el perdón
1 ¿Es posible perdonar sin olvidar?
2 ¿Cómo proteger la paz interior cuando el mundo nos exige guerra?
3 ¿En qué momento abandonar una batalla emocional para ganar la serenidad?
En estos interrogantes se condensa la gran lección de Reeves: el perdón no es un gesto de debilidad, sino un acto supremo de fortaleza.
Profundicemos en ejemplos concretos del pensamiento estoico que Keanu Reeves ha compartido públicamente y cómo encajan perfectamente en la filosofía de vida de John Wick.
1. Perdonar en silencio: la paz sin ecos. Keanu afirma que “el perdón no significa olvidar, significa elegir la paz en uno mismo”, reseña La Vanguardia. En palabras de Epicteto, lo único bajo nuestro control es la actitud, no las acciones ajenas. Esto convierte el perdón en un acto interno, libre del ruido de la sociedad.
2. Alejarse para sanar. “La mejor venganza es vivir bien”, reza otro adagio estoico que Reeves adopta. Si una relación —como la del Wick con su difunta esposa— prueba que aferrarse duele más que soltar, entonces cortar el lazo es justicia y templanza en equilibrio.
3. La resiliencia como motor. A sus 60 años, Reeves encarna la resiliencia: superar pérdidas sin acumular rencores, una cualidad que trasciende el celuloide y se convierte en ejemplo de vida . Así como Wick renace de las cenizas de su dolor, el actor nos enseña que la serenidad surge tras el choque.
Foto cortesía de Freepik
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