Una mujer, identificada simplemente como “A”, vivió gran parte de su vida creyendo que era ciudadana estadounidense, hasta que su realidad cambió al solicitar un pasaporte.
A lo largo de los años, había obtenido su licencia de conducir, se inscribió en la universidad y presentó sus declaraciones de impuestos sin problemas, lo que reforzó su percepción de que su estatus legal estaba en regla, según reseña Infobae.
El conflicto surgió cuando su inscripción de nacimiento tardía, utilizada como prueba de ciudadanía, resultó insuficiente para obtener el pasaporte.
Este tipo de registro es común entre personas adoptadas, pero en su caso, no cumplía con los requisitos necesarios.
Fue entonces cuando “A” descubrió que los documentos que acreditaban su estatus legal no solo eran inadecuados, sino que nunca habían existido.
Con más de 40 años, “A” enfrenta la posibilidad de ser deportada a Corea del Sur, un país que nunca ha visitado y donde no habla el idioma ni tiene familiares.
A pesar de la Ley de Ciudadanía Infantil de 2000, que otorga ciudadanía automática a adoptados, esta solo aplica a quienes fueron adoptados menores de 18 años o nacieron después de febrero de 1983.
“A” expresó su sorpresa al darse cuenta de que su situación no solo era posible, sino común entre personas adoptadas.
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