EFE
Cuando José Arrieta asaltó en 2003, junto a otros 2 amigos, a un oficial de seguridad de la empresa Hacienda Santa Teresa, transitaba de forma peligrosa por las veredas oscuras de la delincuencia en Venezuela.
Su fechoría no permaneció oculta, y ante la posibilidad de enfrentar la cárcel aceptó una propuesta del empleador de su víctima y pasó a formar parte de un programa no gubernamental de reinserción social basado en el rugby denominado Proyecto Alcatraz, que pretende alejar a los jóvenes de la venezolana zona de El Consejo del crimen.
La iniciativa que nació hace 14 años despertó en su momento las inquietudes de los poderosos en Venezuela, que se vieron sorprendidos cuando cientos de jóvenes inmersos en la violencia se reunieron bajo el sol en un campo cubierto de verde césped para resolver sus diferencias en un duelo de rugby.
Sin balas y sin muertos.
El entonces presidente de la nación petrolera, el fallecido Hugo Chávez, reconoció aquella vez "el esfuerzo" del padre del proyecto, el empresario Alberto Vollmer, al tiempo que cortó los rumores sobre el presunto "ejercito" que se estaba creando en la fábrica de ron venezolano.
Pero ese "esfuerzo" ha dado una reciente alegría que en Santa Teresa bautizaron como "el tránsito de la oscuridad a la luz".
Y es que solo 14 años después de nacido el Proyecto Alcatraz Wilkinson Arrieta, uno de los hijos José Arrieta, el reformado hombre que inspiró el programa, camina en la luz gracias al rugby, un deporte que en Venezuela solía estar condenado a los campos de algunas universidades de Caracas y "picadas" de fin de semana.
‘Wilko’, como le llaman sus allegados, forma parte de una expedición caribeña que acaba de recalar en el célebre Pucaru Stade Gaulois (PSG) uruguayo, donde estará al menos 6 meses como parte de "una iniciativa de capacitación y perfeccionamiento de diferentes atletas de alta competencia", de acuerdo con un comunicado de la Federación Venezolana de Rugby (FVR).
Además del aragüeño, al PSG llegaron los venezolanos Robert Torres del Maracaibo Rugby Club, Luis Romero de los Tigres de Cabimas y Luis Zabala, del Club de Rugby UCV.
"Es una alegría poder estar acá, tengo mucho que agradecer. Voy a dar lo mejor de mí y que sea lo que Dios quiera", dijo ‘Wilko’ a Efe en una conversación telefónica.
El jugador de 21 años, que se desempeña como ala derecha, practica el rugby desde los 8 años "gracias a la oportunidad que le dio su padre", quien tras abandonar la vida violenta se transformó en entrenador de rugby, según comentó a Efe Andrés Chumaceiro, director de Fundación Santa Teresa.
"Es lo que en Santa Teresa llamamos el tránsito de la oscuridad a la luz, José era líder en la oscuridad, antes lo veían con pistolas, pero supo salir y educar a su familia en la luz", explicó.
"Esto nos llena de profundo orgullo, ellos (los jugadores del proyecto) nos están transformando a todos, en eso ellos son grandes bastiones de esperanza y es una sensación de gran alegría ser parte de esto", añadió Chumaceiro.
El directivo de Santa Teresa señaló que la oportunidad que está teniendo ‘Wilko’ no es fruto de la casualidad, sino del trabajo y el talento del joven para jugar al rugby.
"Él siempre ha destacado, ha sido seleccionado 8 veces a la selección nacional y dentro y fuera de los terrenos es un ejemplo", dijo Chumaceiro.
Ahora Wilkinson Arrieta debe demostrar que su elección para ir al PSG resultó adecuada, haciéndose notar cada vez que reciba la oportunidad de saltar al terreno.
Y es eso precisamente lo que tiene entre ceja y ceja el joven venezolano, porque según dijo a Efe, su meta es "vivir" del rugby, pese a sus estudios de ingeniería de sistemas.
2017-08-29