El turismo de blanco radiante – registro de matrimonio, fiesta y luna de miel en un paquete – es una tendencia en plena expansión en Turquía.
Aunque Estambul se lleva la corona, también atraen a las parejas ilusionadas Bodrum, famosa por sus paseos en barca tradicional, y Capadocia, donde lo más "in" es firmar el registro y darse el famoso beso a cientos de metros de altura, volando en globo de aire caliente.
Así lo hicieron Dominique y Maher, ella chilena-suiza y él, sirio. "Te subes con los testigos y un registrador de la Administración turca y, a media hora del vuelo, el señor lee unos párrafos de la ley y se firma el registro", relata Dominique, aún con cierto vértigo de felicidad.
UNA BUENA EXCUSA PARA ESCAPARSE A TURQUÍA
Eligió Turquía por dos motivos: "Porque el viaje a Capadocia es una experiencia inolvidable para todos, no solo para nosotros dos y porque no hacen falta visados para invitar a la familia de Maher a Turquía".
La novia contrató el paquete – globo, papeleo, hoteles, fiesta y todo lo demás – con la agencia TravelAtelier, que lleva 9 años dedicada a esta especialidad.
"No solo entendieron exactamente qué fiesta me gustaría, sino que nos resolvieron todo el proceso burocrático qu,e al combinar papeles de Chile, Suiza y Siria podría haber sido muy complicado", se alegra Dominique en declaraciones a Efe.
Murat Özgüç, director de la empresa, confirma que el sistema laico de Turquía, que permite combinar las bodas civiles con cualquier ceremonia religiosa, juega un buen papel a la hora de elegir el destino.
"Atendemos a muchas parejas mixtas que tienen dificultades en sus países porque son de confesiones diferentes o porque allí no reconocen las bodas civiles", aclara.
"Resolvimos el caso de una pareja formado por un afgano y una norteamericana que, por la presión talibán, ni siquiera podían recoger sus papeles en Kabul", recuerda.
Prefiere callar el país de origen de otra pareja, reminiscente de Romeo y Julieta: "Tenían todo en regla, pero sabían que sus padres se oponían y tuvieron que casarse en secreto aquí", cuenta.
La empresa que dirige ya ha guiado al registro a parejas de más de 30 nacionalidades.
Lo corrobora Meltem Bayazit Tepeler, dueña de KM Events, que lleva 18 años en el negocio.
"Hay muchas parejas de EE.UU. e Inglaterra que son de familia iraní o pakistaní. Si vives en Los Ángeles es complicado traerte a los invitados de tu tierra, por el tema de los visados, así que invitas a todos a Estambul. No faltan vuelos directos", cuenta.
Para Irán y los países árabes, Turquía también significa poder montar una fiesta donde corra el alcohol. Y en India, Estambul se ha puesto de moda para "presumir, hacer un show con todo lujo imaginable", señala Özgüç.
Desde Europa llegan con la idea contraria: "Una fiesta para cientos de invitados les sale muy caro, así se vienen a Turquía con unos pocos amigos íntimos; una buena excusa para escaparse", sonríe Özgüç. La luna de miel puede empezar la misma tarde.
"LAS BODAS SON COMO LA JOYERÍA"
Quien busca un momento muy especial no se verá defraudado: "Si eliges una boda religiosa, tienes iglesias históricas, mezquitas, sinagogas… Si la prefieres civil, el funcionario se desplaza por una tarifa al lugar que sea: puede casarte a bordo de un yate, en la playa al amanecer o en un globo", destaca.
"Hay excelentes cadenas de hoteles y compañías de planificación de bodas de gran nivel, pero con precios mucho más bajos que en EE.UU. o Europa", añade Tepeler, quien empezó a trabajar hace 15 años para la familia real de Grecia.
"El Patriarcado ortodoxo está en Estambul, la antigua Constantinopla, y la familia real griega valora mucho que los case el patriarca en persona. Luego vinieron de Rusia, Azerbaiyán, Arabia Saudí… Ahora, tras la Primavera Árabe, es mucho más difícil organizar una gran boda en Líbano o Egipto y todos se pasan a Estambul", explica la directora de KM Events a Efe.
¿Cuánto cuesta una boda? TravelAtelier empieza con 2.400 dólares. "No se pueden dar tarifas", dice Tepeler.
"Las bodas son como la joyería: puedes buscar algo modesto o ir subiendo precios hasta el infinito. Tras hablar con la pareja intuimos si desean un jardín íntimo o un palacio. Es como la alta costura: se hace a medida", asegura.
El sector crece con enorme rapidez. "La cifra de bodas se duplica cada año", estima Tepeler.
"Ahora muchas agencias turísticas y hoteles incluyen un paquete "bodas" en su oferta: han visto que hay mercado", observa Özgüç.
Otra cosa es que lo sepan hacer bien. "Un fallo en una boda de prestigio puede dar mala imagen a todos. Para eso formamos la asociación Yepud, que reúne a unas 40 empresas del sector de eventos", señala Tepeler.
Es difícil estimar cuánto dinero mueve el sector, pero el director de TravelAtelier aventura una cifra: "500 millones de dólares al año". "El Ministerio de Cultura de Turquía apenas empieza a fijarse en la importancia de esta rama", añade el empresario turco.
No lo suficiente, se queja Tepeler: "No nos apoyan. Lo ven solo como turismo, no entienden que se trata de una forma de arte, como el diseño o la moda".
A esto se añaden las recientes leyes que limitan la venta de alcohol hasta prohibirla en edificios históricos o jardines: "Podemos alquilar el espacio para un banquete pero no servir vino. Es absurdo", se lamenta Tepeler.
A quien más les pesa, añade, es a las parejas árabes que vienen atraídos por la imagen de Turquía como tierra de libertades.
Es que en Estambul, Bodrum o Capadocia, la pareja no necesita esperar hasta la firma para darse un beso de luna de miel. / EFE REPORTAJES.
2014-02-05