Un hombre fue protagonista de una flagelación pública en Irán… por borracho. Recibió 80 latigazos, en presencia de centenares de residentes que asistieron como testigos de los azotes.
El pueblo “agradece” las medidas gubernamentales fuertes, con la finalidad de combatir la adicción al alcohol. A pesar de estar prohibido, y con el riesgo de ser azotados, muchos todavía disfrutan de las bebidas alcohólicas. La flagelación pública no sólo es para los borrachos, sino también para otras “violaciones de las leyes”. Por ejemplo, no hace mucho castigaron a varias personas por difundir discos pornográficos.
Si esos castigos existieran en nuestros países, sin duda alguna todos los días hubieran centenares de personas paleadas.
Lunes,05/08/13