La cima del tenis mundial tiene un nuevo inquilino, y su nombre es Jannik Sinner. El italiano, con una frialdad y una precisión que ya son su sello personal, culminó una semana impecable en el Masters de París al imponerse al canadiense Felix Auger-Aliassime en dos sets (6-4 y 7-6). Esta victoria no solo le asegura su primer Masters 1000 del año y el quinto trofeo de la temporada, sino que le arrebata el puesto de número uno del ranking a Carlos Alcaraz, redefiniendo la carrera por el trono a semanas del cierre de la temporada.
Sinner pule su estilo
Sinner juega con una metodología implacable, buscando la yugular del rival con una agresividad calculada. En la final, el de San Cándido demostró que no solo confía en la potencia, sino que ahora incorpora matices a su juego. A pesar de los esfuerzos de Auger-Aliassime, Sinner nunca cedió el control, mostrando una postura novedosa en el servicio —más erguida— y probando con éxito aproximaciones a la red y globos de ataque.
Esta evolución táctica, reportada después de su derrota en la final del US Open ante el murciano, le ha rendido tres éxitos consecutivos (Pekín, Viena y París) y lo ha hecho un competidor más dinámico y con menos temor a salir de su zona de confort.
El testigo de una potencia imparable
Felix Auger-Aliassime, un jugador que siempre encuentra su mejor tenis bajo techo, ofreció una resistencia digna. El canadiense exhibió golpes de buena factura, velocidad y ritmo, pero una y otra vez chocó contra la determinación del líder del circuito. En el primer set, Sinner solo perdió tres puntos con su saque, y en el tie-break del segundo, la grada caliente de París, que coreaba "¡Fe-lix, Fe-lix!", no pudo evitar que la precisión y la cadencia del italiano abrieran la grieta definitiva.
El propio Auger-Aliassime reconoció la mejoría de Sinner en el discurso de premiación, apelando a la historia que comparten: “Jugábamos al FIFA cuando teníamos 16 o 17 años… Y ahora me quito el sombrero por todo lo que has mejorado desde entonces”, dedicó el canadiense al campeón.
Todo se definirá en Turín
Con el triunfo en París, Sinner, que ya suma cinco títulos Masters 1000, establece un pulso electrizante con Carlos Alcaraz que se definirá en las Finales ATP de Turín. La rivalidad entre ambos jóvenes, que ha sido constante a lo largo de la temporada (solo interrumpida por los tres meses de suspensión de Sinner por el caso del Clostebol), ahora tiene un premio mayor: terminar el año como número uno.
Sinner, que no se concede tregua y proyecta su carrera en perspectiva, debe coronarse invicto en Turín y confiar en que el murciano no sume tres triunfos en la fase de grupos (o dos y otro en semifinales) para asegurar la cima del año. Este logro en París, un torneo que históricamente ha sido esquivo para muchas figuras, es una muestra más del apetito insaciable de un competidor que no muestra rastro de euforia, solo la ambición de ir a por más.
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