A sus 70 años, el presidente del archipiélago luso de Madeira, Alberto Joao Jardim, cumple hoy 35 en el cargo, un récord en la política portuguesa y casi sin parangón a nivel internacional.
Jardim, conocido por sus polémicas declaraciones y su carácter díscolo dentro de su propio partido, ascendió al poder en 1978 para sustituir al primer presidente regional elegido en democracia tras la dictadura de Antonio de Oliveira Salazar, Jaime Ornelas Camacho, y desde entonces ha ganado las nueve elecciones celebradas, todas con mayoría absoluta.
Este dato refleja el apoyo ciudadano del que sigue gozando -en 2011 reunió el 48 % de los votos, aun así su peor resultado-, aparentemente inmune a quienes le critican por su populismo y por algunos escándalos ocurridos a lo largo de su gestión.
El último de ellos es la deuda oculta que fue encontrada en las cuentas públicas de Madeira a finales de 2011, un "agujero" superior a mil millones de euros y que obligó al Estado luso a conceder un rescate financiero a la región, similar al que Portugal recibe de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional.
Precisamente su responsabilidad en este proceso de endeudamiento está siendo investigado por la Fiscalía.
Esta misma semana, Lisboa divulgó que la región -la única con autonomía y parlamento propio de todo el país junto a las Islas Azores- hizo un esfuerzo "notable" para cumplir con el programa de ajustes y reformas acordado con el Gobierno central a cambio de su ayuda financiera.
A pesar de pertenecer al mismo partido que gobierna en Portugal, el socialdemócrata (PSD, de centro derecha), Jardim se ha mostrado muy crítico con el Ejecutivo liderado por el primer ministro Pedro Passos Coelho, al que acusa con frecuencia de querer reducir la autonomía del archipiélago y de asfixiarlo financieramente.
"Hablando a título personal, y no como presidente de Madeira, entiendo que el PSD debería encontrar rápidamente otro Gobierno que dé otro tipo de respuesta a los portugueses", dijo el viernes en un acto público.
La animadversión hacia Passos Coelho se ha hecho más patente todavía desde que a finales del pasado año Miguel Albuquerque le disputara la secretaría general del partido, en un movimiento visto por algunos analistas como un intento del PSD nacional por limitar el poder de Jardim, aunque finalmente infructuoso.
Aunque ha amagado en varias ocasiones con abandonar su cargo durante estos últimos 35 años, recientemente aseguró que su objetivo es cumplir este último mandato, que expira en 2015.
De hacerlo, el dirigente madeirense superará incluso al dictador Salazar, quien permaneció en el poder 36 años.
En los países de habla portuguesa, el único caso comparable es el del presidente de Angola, Jose Eduardo dos Santos, que lleva 44 años en el cargo. /EFE