La Policía israelí desalojó de madrugada el campamento palestino de Bab El Shams, instalado el viernes en Jerusalén Este, en la zona en que el Gobierno israelí quiere establecer la controvertida colonia judía E1.
El sueño de un centenar de jóvenes palestinos de fundar un nuevo pueblo palestino entre Jerusalén y Jericó ha durado apenas dos días y se ha dado de bruces con las autoridades israelíes, que lograron anoche una orden del Tribunal Supremo y, siguiendo instrucciones del primer ministro Benjamín Netanyahu, vaciaron el campamento tan pronto como fue posible.
"Anoche hubo una decisión judicial que permitía el desalojo y, esta madrugada, sobre las 2.30, la Policía de Fronteras entró en el área y sacó a unos 120 activistas palestinos que había allí", dijo a Efe el portavoz de la Policía israelí, Miki Rosenfeld.
Según este portavoz, los agentes "utilizaron la mínima fuerza posible" y lograron sacar del lugar a los concentrados "muy rápidamente, en menos de una hora, y no resultaron heridos ningún oficial de la Policía y ninguno de los manifestantes".
Los activistas desmienten esa versión y aseguran que "seis activistas fueron heridos, por golpes y puñetazos de los policías que también golpearon a varios periodistas y les impidieron tomar imágenes de la evacuación".
Según declaró a Efe Abir Kopty, portavoz de los Comités de Coordinación de Resistencia Popular (PSCC), que impulsaron la iniciativa de Bab El Shams, los agentes impidieron a los acampados recoger sus pertenencias, que ignoran si han sido confiscadas o si permanecen todavía en las tiendas.
Las 22 tiendas de lona instaladas el viernes siguen aún en el lugar, que el Ejército ha declarado zona militar cerrada a la que impide entrar, según confirmó Efe.
"Las medidas israelíes no impedirán que protestemos contra la expansión de los asentamientos en Cisjordania y Jerusalén Este", dijo a Efe uno de los activistas acampados, Isam Baker.
"Hemos denunciado el desalojo ante el Tribunal Supremo y esperamos que la corte sea justa y diga que estas tiendas pueden continuar existiendo y que el pueblo de Bab El Shams es legítimo", afirmó.
A su entender, la expulsión "es ilegal" porque el campamento contaba con los permisos necesarios y estaba instalado sobre tierras palestinas con autorización de sus propietarios.
Adnan Al Huseini, gobernador palestino de Jerusalén -un cargo sin poder real-, señaló a Efe que "los activistas enviaron tres mensajes importantes al mundo y a la sociedad".
El primero, que "el pueblo palestino resistirá cualquier proyecto de expansión colonial israelí"; el segundo, que "no permitirán que Cisjordania se divida en dos", como consideran amenaza el proyecto E1, y el tercero que "Jerusalén Este será la capital de Palestina y el destino de las áreas adyacentes se discutirá en un acuerdo de paz final, no será impuestos por Israel con hechos sobre el terreno".
Huseini criticó "la forma agresiva en la que el Ejército israelí gestionó el desalojo".
En un primer momento, todos los acampados fueron detenidos, pero poco más tarde fueron liberados en el puesto militar de control de Kalandia (entre Jerusalén y Ramala).
En la reunión hoy del Consejo de Ministros Netanyahu felicitó a la Policía por la operación.
"Me gustaría elogiar a la Policía israelí que, con el apoyo del Ejército, ha desalojado rápidamente y con determinación la reunión palestina en el área entre Jerusalén y Maale Adumim. Tan pronto como fui informado de la misma, ordené su inmediata expulsión, que fue llevada a cabo anoche del mejor modo posible", afirmó.
El jefe del Gobierno israelí pidió que se vigile la zona y prometió que no permitirá que "nadie dañe la contigüidad territorial entre Jerusalén y Maale Adumim".
Por su parte, el PSCC, emitió un comunicado en el que asegura que, pese a haber sido desalojados, han logrado "mostrar su fuerza, porque la Policía necesitó de cientos y cientos de oficiales de las fuerzas especiales" para expulsarles.
La nota añade que la Policía atacó a periodistas que se encontraban en el lugar y que no se les permitió grabar la expulsión.
El PSCC considera que su original acción tuvo gran éxito "al ser una inspiración para todos los residentes del pueblo y palestinos en todo el mundo".
Su objetivo era mostrar el rechazo a la colonización israelí y reclamar el derecho de los palestinos a establecerse en sus tierras.
La acción ha sido aplaudida por activistas pro-palestinos y apoyada por la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y dirigentes políticos palestinos de diversas facciones.
"Este no es el final de la resistencia popular, que continuará con toda su fuerza", ha advertido la organización. EFE