Los fuegos que arrasan cada verano la taiga han aumentado en intensidad los últimos tres años; un fenómeno que expertos como Fiodorov atribuyen al cambio climático.
En Yakutsk, en el noreste de Rusia, donde las tradiciones chamánicas aún son populares; muchos pobladores locales continúan convencidos de que la naturaleza es un espíritu vivo que mantendrá la armonía con la humanidad.
Pero para Alexander Fiodorov, director adjunto del Instituto Melnikov de Yakutsk, que estudia el permafrost, los incendios demuestran que esas creencias son engañosas.
“La naturaleza nos recuerda que, sea este año o el anterior, no podemos poner todas nuestras esperanzas en ella y que debemos comenzar a prepararnos” para las consecuencias de la crisis climática, indicó.
Sajá-Yakutia, un territorio poco poblado pero con una extensión cinco veces la de Francia; podría convertirse en una de las primeras grandes víctimas del calentamiento global, advierte Fiodorov.
La temperatura media anual de la región, entre las más heladas de la Tierra, ha subido 3 ºC mientras el planeta en su conjunto ha registrado un aumento de 1 ºC desde comienzos del siglo XX. En este verano 2021 se han registrado varios días con temperaturas récord de 39 ºC.
Y si resulta difícil vincular cada incendio directamente al cambio climático, el aumento global de temperatura y la sequedad que la acompaña los hace más probables y virulentos, según los expertos.
AFP
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