Carlos Camacho
Muchos de los chinos que viven en Venezuela vienen de la provincia de Cantón, aunque no pocos llegan de zonas rurales.
Llegaron a sumar 300 mil, pero una cantidad apreciable ha regresado a su país por varios motivos; entre ellos, la mejora de las condiciones económicas en el gigante asiático. Otra razón es que el auge de la inseguridad de aquí los ahuyenta, según Ángel Hung, presidente de la Asociación China de Caracas (ACC).
Aún así, la situación es normal; algunos inmigrantes chinos se devuelven a su tierra de origen y otros vienen; no obstante, la sede de la ACC está en expansión.
El terreno en el que piensan construir, otrora perteneció al Partido Socialcristiano Copei.
“En tres, cuatro meses, tumbaremos la pared de la cancha de básquet para añadir una escuela que le enseñe español y mandarín a los agremiados”, dice Hung, quien vino a Venezuela en 1974 y que, según cifras que maneja, asegura que casi 90% de los chinos que habitan en Venezuela provienen de la provincia de Cantón.
Los lazos
La relación cotidiana entre chinos y venezolanos “de a pie” aún no alcanza la fluidez que tienen, por ejemplo, las relación entre los gobiernos de Caracas y Beijing, que ha dejado, hasta el pasado mes de enero, 450 acuerdos y 45 mil millones de dólares en préstamos.
Sin embargo, la Asociación China de Caracas tiene 50 mil miembros, entre individuos y negocios registrados. En Venezuela hay 23 asociaciones, “una por estado”, añade Hung; quien se refiere a sus coterráneos como “paisanos”, el término preferido de los chinos en Venezuela para referirse en español.
El presidente de la ACC habla con mucha soltura, pe- ro no se puede decir lo mismo de otros de sus paisanos con los que 2001 intentó hablar.
“Muchos vienen de zonas rurales”, explica una venezolana-japonesa que tiene un restaurante, con una socia china, en el sur de Caracas.
Todos los empleados son chinos en este restaurante ubicado a pocos metros de otros dos , en la Av. Victoria.
