Juan Ernesto Páez Pumar | @juanepaezpumar
Luego de un letargo de varios meses, 2019 comenzó muy agitado para Venezuela. Cuando la sociedad parecía adormecida y hasta "entregada" a finales del año pasado, el surgimiento del "fenómeno Guaidó" cambió la dinámica nacional.
Se reactivó la calle, la palabra "cambio" volvió al vocabulario del ciudadano, y hablar de “futuro” pareció posible. Todo transcurre, sin embargo, en medio de la peor crisis social y económica de la nación, donde en ocasiones suena a contrasentido hacer planes para el mañana con un presente lleno de incertidumbre.
Este proceso es analizado por el historiador Rafael Arráiz Lucca. Busca dar luces sobre un capítulo inédito en el país y pone el acento en la constancia y la paciencia que debe tener la sociedad entera.
-¿Qué momento vive hoy Venezuela? ¿Es culminante o es una etapa más, dentro de un proceso más largo?
Es muy difícil saber, cuando estás dentro de la tormenta, si el momento que vives es el culminante, el comienzo o el fin de una era. El tiempo o las coyunturas van poniendo las cosas en su sitio. Pero no hay la menor duda de que una situación como esta, donde hay un presidente en ejercicio, con el respaldo de la Fuerza Armada Nacional y un Presidente Constitucional, con el apoyo legítimo de la AN; un Tribunal Supremo en Venezuela y otro en el exilio; Citgo está en manos de Guaidó y Pdvsa en poder de Maduro, sin duda es una situación inédita.
-¿La República había vivido algo aunque sea parecido?
No. Esto que estamos viviendo hoy no tiene parangón con nada de nuestro pasado. De modo que es muy difícil, con base en la experiencia histórica, predecir qué va a ocurrir. Eso sí, lo que es evidente es que los recursos con los que cuenta Maduro para mantenerse en el poder son cada vez menores. Hay un bajón de los ingresos petroleros, por la caída de la producción y el cierre de los mercados internacionales; perdió ese cliente que “pagaba de contado” que era EEUU.
De modo que se puede prever que se va a profundizar la crisis venezolana en lo económico, político y social. La impresión que tengo es que apenas estamos comenzando en una coyuntura de grandes proporciones que se expresa en la hiperinflación, que es lo peor que nos está ocurriendo en materia económica.
Y la hiperinflación es expresión de un conjunto de políticas públicas que han sido equivocadas y para las que no se están aplicando los correctivos adecuados. El alto costo de la vida profundiza otros graves problemas de los venezolanos, como la alimentación, por ejemplo.
-¿La sociedad venezolana siempre ha estado rendida ante las ideas de izquierda o ante el populismo ¿Cómo llegamos a la situación que vivimos en la actualidad con el chavismo?
En las elecciones de 1958 el Partido Comunista de Venezuela sacó el 1% de los votos. De modo que el respaldo que tuvo la izquierda históricamente en materia electoral fue ínfimo. Incluso había un chiste que el MAS, la izquierda democrática de entonces, no superaba el 5% histórico de los sufragios y así se mantuvo por muchos años.
Lo que ocurre es que le quiebre del sistema bipartidista encarnado por Acción Democrática y Copei, abrió un nuevo espacio político para que los venezolanos ensayaran con un sector al que nunca habían favorecido, y es la izquierda. Y es lo que ocurre en 1998 con la victoria de Hugo Chávez, quien logra el poder en comicios, luego de fracasar en 1992 por la vía de las armas.
-¿Realmente en 1998 la población estaba consciente que votaba por la izquierda o más bien por un líder populista, mesiánico? ¿Chávez se “vendió” en esos comicios como un hombre de ideas marxistas?
Si uno lee el libro “Habla el Comandante”, de Agustín Blanco Muñoz, sobre conversaciones con Hugo Chávez, uno advierte que es sin duda un hombre de izquierda. Allí dice que el enemigo a vencer es “la democracia liberal”. Y eso fue en 1997, un año antes de su elección.
-¿Pero ese mensaje salió de círculos intelectuales y llegó al gran público? ¿Ese fue el mensaje de la campaña electoral?
Al estar junto a Chávez líderes históricos de la izquierda desde un principio, como Luis Miquilena y José Vicente Rangel, no dejaba dudas cuál era su ideología. Es un contrasentido decir que los gobiernos de Chávez y Maduro no son de izquierda. Claro que son de izquierda.
Sin embargo, dirigentes políticos nacionales e internacionales, como Pedro Sánchez, presidente del gobierno español, aseguran que Maduro “no es la izquierda"…
Porque el Psoe pertenece a la izquierda democrática. De allí viene también Felipe González. Lo que ha ocurrido es que durante el chavismo y el madurismo la democracia ha sido muy flexible en torno al acomodo de sus reglas a favor de quienes tienen el poder. Por ello yo llamo a esta izquierda chavista como una “izquierda premoderna”, porque me pregunto si es una izquierda que ha asumido la democracia plenamente.
-¿Cómo es eso?
Que si no tienes los votos entregas el poder, si pierdes el resultado electoral entregas el mando, te vas y luego te preparas para regresar, como ha hecho el Psoe en España. Porque sí hay una izquierda democrática en el mundo, como en Chile y Europa. Esto no es lo que estamos viendo hoy en Venezuela.
-¿Los resultados de los gobiernos Chávez-Maduro pueden afectar la imagen de la izquierda mundial?
Pero no solo por Chávez y Maduro, sino también por Rafael Correa en Ecuador, Lula en Brasil, los Kirchner en Argentina y Daniel Ortega en Nicaragua. Todos ellos eran gobernantes de izquierda. Allí vemos una combinación de autoritarismo y mucha corrupción.
En los países donde la izquierda no se comparta democrática y éticamente, entonces la izquierda pierde fuerza. Así que vemos que el mapa político de América Latina ha cambiado mucho en los últimos 10 años. En esta región solo quedan Venezuela, Nicaragua y Bolivia. No podemos tomar en cuenta a Cuba, porque Cuba es una dictadura, allí no hay juego democrático y no puede contar para nuestros análisis.
-¿Hay una fijación ideológica marxistoide, real, del régimen chavista o es un simple panfleto? ¿Y qué buscarían con eso?
No sé qué buscan, porque lo han traído es pobreza. Pobreza y más pobreza. Por ello es incomprensible. Yo sí creo que el régimen chavista es de izquierda, que aplica una serie de políticas marxistas antiguas que han fracasado en todas partes del mundo y superadas por el mundo socialista. Incluso lo reconocen. En estos días Maduro admitió que todas las empresas expropiadas no producen nada.
-¿A quién le conviene eso? ¿De qué sirve?
Es un total absurdo. Que le devuelvan las empresas estatizadas a sus dueños.
-¿Cree que estamos en una transición como lo ha anunciado Juan Guaidó?
Yo quisiera pensarlo. Pero para afirmarlo debo trabajar con los hechos. Parece que sí, pero va a su ritmo, tiene su tiempo particular.
Va paso a paso, aunque todos quisiéramos que fuese más rápido.
-¿El caudillismo y el mesianismo se mantienen con Guaidó? ¿Será algo difícil de superar para Venezuela? ¿Cuándo valoraremos la necesidad del esfuerzo colectivo?
Eso es un fenómeno universal. Pueblos más cultos que nosotros, sociedades más desarrolladas que Venezuela, también han seguido a mesías y caudillos. Alemania tuvo a Hitler, EEUU tiene hoy a Trump. Aquí lo tuvimos con Chávez y antes de él Carlos Andrés Pérez fue un gran mito nacional, impresionante. Y ahora surgió un nuevo líder, Juan Guaidó, que encarna una serie de características arquetipales y simbólicas muy interesantes.
Pero es una historia que está en desarrollo, es muy prematuro contar los pollos antes de nacer. Guaidó es distinto, no habla largo, no insulta, no grita, se comunica directamente y claro, no tiene una retórica política.
-¿Y eso es positivo en este momento, marcar esa diferencia? ¿Parece que hay una oposición que nunca está satisfecha y todo lo critica, de todo se queja?
A mí me sorprende mucho y por eso lo llamo el “fenómeno Guaidó”, es decir, que una persona que no insulta, que no grita, que no habla largo, tenga tanta aprobación popular. Eso indica que algo está cambiando en el país, en el ánimo del venezolano. Pasamos de la desmesura verbal, de dirigentes que hablan horas y horas con una retórica hueca, a un personaje concreto. Yo juzgo eso como algo muy valioso.
-Ya describió el líder ¿Cuál debería ser el comportamiento de la sociedad venezolana si de verdad quiere un cambio hacia la libertad?
Se debe tener claro que los cambios mágicos no existen. Los procesos son lentos y llenos de dificultades, pero la experiencia histórica indica que la sociedad está dispuesta a transitar ese camino si cuenta con un liderazgo, como el de Guaidó, que está claro y que es eficiente. Todo eso forma parte de su discurso, tiene metas precisas y de allí no se sale. La gente lo sigue, así lo demuestran las encuestas.
-¿Hay alguna receta para no repetir los errores, para no caer de nuevo en la crisis de la que se quiere salir?
Lo primero es no aplicar otra vez políticas fracasadas en el pasado. El socialismo no ha resuelto ningún problema en el pasado, más bien los ha agravado. No hay ningún ejemplo en el mundo. Los chinos lo entendieron hace 30 años y se salieron del marxismo y se pasaron a la economía de mercado.
2019-03-10
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