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Hablar de sexualidad ante los niños puede ser un tema difícil de manejar, incluso un tabú, dependiendo del ambiente sociocultural en que el joven y sus padres se desenvuelvan; no obstante, la información debe ser transmitida de una forma transparente para que el individuo pueda desarrollarse plenamente en su etapa adulta.
Este paso viene derivado de una serie de períodos denominados: indiferenciado, de transición y diferenciado, los cuales transcurren a medida que se produce la madurez neurológica, afectiva y emocional del individuo.
La sociedad debe dejar atrás los tabúes y brindar mayor información sobre el tema desde las escuelas y liceos |
El primer período, el indiferenciado, abarca desde el momento del nacimiento hasta los 10-13 años aproximadamente. En este período la función sexual es innata, y su expresión requiere poco o ningún aprendizaje, algunos niños descubren la masturbación, la cual debe ser vista como una conducta normal y natural. Aunque pueden comenzar a hacerlo a cualquier edad, es más frecuente alrededor de los 18 meses de edad, y la mantienen hasta los 3 a 5 años para suspender su práctica espontáneamente. Es entre los 6 y 11 años cuando el niño aprende elementos básicos de la moral sexual que vienen indicados a través de su entorno. En la adolescencia se retoma la masturbación.
El segundo período, el de transición abarca aproximadamente desde los 10-13 años hasta los 20-21 años de edad, caracterizado por un adolescente que emite respuestas sexuales condicionadas por su entorno, pero que durante este período, el ser biológico es potencialmente capaz de ejecutar variadas y diversas conductas, muchas de ellas transitorias. Así, puede responder a estímulos sexuales de diversas fuentes: heterosexual, homosexual, autoeróticos, fetichistas, etc., que no son otra cosa que expresiones de su proceso de aprendizaje discriminativo.
Finalmente, el último período es el diferenciado abarcando de los 20-21 años en adelante, y se caracteriza por haber completado su aprendizaje discriminativo, ajustándolo a las exigencias del entorno sociocultural y decisiones propias. Esto no significa que haya extinguido su capacidad de variar en el aspecto sexual, sino que ha limitado su adaptación social evitando conflictos socioculturales.
Es por ello, que la sociedad debe dejar atrás los tabúes y brindar mayor información sobre el tema desde las escuelas y liceos, permitiendo a los jóvenes contar con información relevante que les permitirá realizar sus elecciones sexuales e inclusive un plan de vida, alertándolos con respecto a las enfermedades de trasmisión sexual y embarazos no deseados. Solo de esta forma el adulto será no solo físicamente sano, sino de forma integral: bio – psico – social.
2014-04-14