Una preocupación latente que sigue causando inquietud en la ciudadanía es el abuso sexual, un crimen que no distingue género o edad.
Si bien es cierto que la humanidad ha tenido que lidiar con este tipo de delitos desde sus inicios como sociedad, tampoco podemos desestimar que el boom de las redes sociales y el auge de otras plataformas digitales ha acrecentado esta problemática.
Es así como el equipo de 2001 ahonda en esta temática y explora sus patrones con el fin de que los venezolanos puedan prevenir y cortar de raíz el abuso sexual por Internet.
¿Qué es el abuso sexual?
Tal y como su nombre indica, el abuso sexual por internet consiste en aprovecharse del auge tecnológico para abordar y acosar a una posible víctima.
Normalmente los pervertidos suelen utilizar las redes sociales para captar a sus presas, pero también es común verlos en foros de internet que manejen una versatilidad de temas que sean de interés para sus usuarios.
En este sentido, los criminales suelen aprovecharse de los intereses o preferencias de sus víctimas para generar una conexión y ganarse su confianza. Un ejemplo sería tratar con una mujer que le guste la repostería o con un hombre que quiera incursionar en el diseño, entonces el agresor se empapa del tema para poder establecer contacto y enganchar a la persona en cuestión.
Algunas veces las víctimas comparten sus datos personales, como redes sociales, correos electrónicos, o números telefónicos, ya que fueron envueltos por la labia o el carisma del depravado.
Variantes
Por otra parte, hay sádicos que hacen uso de los filtros generados por la Inteligencia Artificial para engañar a sus víctimas por medio de una falsa apariencia.
Existen aplicaciones y páginas web que regulan y banean a quienes predican ese tipo de insinuaciones lascivas, como por ejemplo, restringir a usuarios problemáticos o descartar comentarios ofensivos, pero quedan de manos atadas cuando la víctima es quien le ofrece al acosador sus datos personales en bandeja de plata.
Por otra parte, hay que tomar en cuenta que existen criminales que tienen pleno dominio de su inteligencia emocional y pueden contener sus más bajos instintos con tal de no espantar a sus víctimas, ya que esto les da una posibilidad de poder encontrarse con ella o él en persona y así cometer el abuso sexual. Aunque también figuran los asechadores que saben como manipular a sus víctimas para presionarlas y someterlas.
Por ejemplo, el año pasado se reveló que un 70% de usuarias registradas en la app de citas Tinder, se han mostrado incomodas e inseguras ante la presión que ejercen “sus pretendientes” para tener relaciones sexuales y un 21,7% alegan que sufrieron una violación por parte de su cita, refirieron EFE y el medio El Mundo.
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¿Cómo identificar a los verdugos sexuales?
Si bien el abuso sexual físico puede generar depresión o traumas en las víctimas por las lesiones que sufrieron, el acoso virtual altera directamente a la psique.
Por tanto, algunos internautas llegan a recluirse en sus hogares o distanciarse de los dispositivos tecnológicos a fin de disipar su ansiedad o esa sensación de inseguridad que provocan estos criminales, mientras que otros pueden verse paranoicos o desconfiados cuando circulan por los espacios comunes y el resto puede llegar a mostrarse renuentes con sus propios allegados.
En este sentido, el abuso sexual por internet es fácil de determinar dado a los patrones que manejan los acosadores en línea.
Entre ellos destacan:
- Mensajes ofensivos e inapropiados que sean alusivos al acto sexual.
- Pedir fotos o videos que exalten la desnudez de la víctima o que porte prendas que no dejen nada a la imaginación.
- Que el degenerado en cuestión envíe fotos de sus genitales a la posible víctima.
- En el caso de que el perpetrador tenga fotos comprometedoras de la víctima, pueden utilizarla para chantajear o extorsionar a fin de que concreten una cita o, en su defecto, le envíe más material explícito.
- Stalkearlo en redes sociales, correos electrónicos y, en el peor de los casos, desde su WhatsApp personal.
- Monitorear a los allegados de la víctima, así como su zona de residencia o su lugar de trabajo.
- Agobiar a las víctimas con información personal que esté a manos del perpetrador, por ejemplo, fotos viejas o pruebas que exalten objetos perdidos que ya no disponga el afectado.
- El grooming, cuando un adulto se atribuye una edad o género que no tiene para acechar a los más chicos.
En Venezuela
Un estudio reciente del instituto Childlight de la Universidad de Edimburgo, afirma que Venezuela es el tercer país con más índices de denunciantes en materia de abuso sexual infantil en internet, mientras que México y Colombia se posicionan en los primeros dos lugares, refirió NTN24.
En este sentido, el Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados (NCMEC) agrega que hay 249.567 casos de abuso sexual, mientras que México ocupa el primer lugar con 717.468, a un ritmo de casi 2.000 víctimas diarias, y 602.660 en Colombia, con 1.650 diarios.
“Lo primero que tendríamos que aclarar o definir es que el abuso sexual, sea por la vía que sea, directo con presencia física o por vía internet, es violencia. Tiene efectos igualmente negativos, dañinos en la psique, en la vida de los niños, las niñas y los adolescentes”, aseveró en Fernando Pereira, defensor de los derechos del niño y fundador de Cecodap (Organización venezolana para la promoción, defensa de derechos de la niñez y adolescencia, buen trato y convivencia pacífica), en conversaciones con el Diario 2001.
Cuando se trata de niños
Por supuesto que cada caso va acompañado con una consecuencia que perjudica la cotidianidad del menor, que varía según el nivel de agresión o abuso que se da. “En ese caso es importante que entendamos que el abuso sexual por internet se trata de un peligro real y no que es menos dañino. Los efectos del abuso real y físico pueden ser bien perturbadores en la vida de los muchachos”, agregó Pereira.
Es bien sabido que en el abuso presencial hay un contacto directo que compromete la dignidad e invalida el consentimiento del menor, bien sea con toques indebidos o que fuerzan a la víctima a acatar actos lascivos o de masturbación frente a la víctima, pero el perpetrador también llega a desarmar y vulnerar a sus víctimas como es el caso de las nuevas tecnologías.
“Hay abusos sexuales que no necesariamente implican la penetración, sino que tiene que ver con un abuso psicológico al utilizar un lenguaje o palabras inadecuadas. Obligando a que el niño o la niña se desnuden, haciendo fotos, grabándolos u obligándolos a ver películas pornográficas o que el propio adulto le mande materiales de sus genitales (…) Si bien no hay ese contacto piel a piel con la víctima, insisto en que también puede tener consecuencias importantes porque se dispone de una información de imágenes o videos que pueden ser utilizadas o difundidas para chantajear a las víctimas, generándole la posibilidad de ser revictimizada ante el ojo público, como por ejemplo vecinos o familiares. El temor y el susto que puede tener un niño o una niña no tiene límites”, detalló.
¿Cómo saber que un allegado sufre de abuso sexual?
Posteriormente, Fernando Pereira exaltó que el silencio o el lenguaje corporal suele ser la característica más conocida cuando alguien sufre abuso sexual o inclusive si es una víctima del bullying escolar.
“Es algo natural en función de la vergüenza que puede sentir o, si es muy pequeñito, por no comprender lo que pasó. También que haya sido chantajeado, en caso de abuso físico las amenazas están asociadas a daños físicos hacia la víctima o sus seres queridos, mientras que en el virtual se compromete la información que posea el acosador sobre ti, el hecho de que puedan llegar a difundir tener videos o fotos privadas en donde estudia o trabaja la víctima”.
¿Está penado por la ley?
Pereira resaltó que en la ley está tipificado que estas actividades constituyen un delito y por tanto hay agentes que se encargan de procesar estas irregularidades.
“La LOPNA (Ley Orgánica para la Protección del Niño, Niña y Adolescente), la Ley de Protección a la mujer de todas las formas de violencia o la Ley de Delitos Informáticos protege a niños, niñas y adolescentes. Hay leyes que de acuerdo al tipo de abuso y caso se pueden utilizar para establecer las sanciones o el procedimiento penal”, dijo.
No obstante, cuando se trata de abuso sexual por internet se complican un poco los procesos, ya que el pedófilo no necesariamente va a estar ubicado en el país. “Entonces el procesamiento de los casos puede ser complejo y requiere a veces una actuación en la que no siempre es fácil o posible ubicar realmente a ese abusador”.
Otras consideraciones
Por otra parte, el equipo de 2001 conversó con Luis Izquiel, abogado y profesor de Criminología de la Universidad Central de Venezuela (UCV), quien considera que no hay mucha diferencia entre el abuso sexual y virtual, no obstante, ambos métodos se consideran un delito en Venezuela.
“No hay mucha diferencia entre el acoso que se hace de forma presencial, al que se hace de forma digital, esta última circunstancia sí constituye una agravante del delito, de conformidad con la Ley Sobre el Derecho a una Vida Libre de Violencia”.
Más adelante, Izquiel comentó cuáles son los casos que suele priorizar la ley ante estas arremetidas lascivas.
En el artículo 40 de la Ley Sobre del Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, se establece que la víctima siempre debe ser una mujer, mientras que el victimario puede ser un hombre o mujer. En Venezuela existe una laguna legal en cuanto al acoso que pueda sufrir un hombre, aunque regularmente se puede tramitar por un delito conexo. Como por ejemplo las amenazas o los daños a las propiedades privadas”, comentó.
¿A dónde ir?
Hay situaciones en las que el abuso sexual puede traspasar al abuso físico, por ello, hay instancias encargadas en procesar estas actividades delictivas.
“Un acoso que comienza por Internet puede terminar en un hostigamiento que trascienda al asechamiento presencial (…) El acoso se puede denunciar ante distintos órganos receptores, pero los principales serían las policías preventivas, el Cicpc y la Fiscalía. El artículo 40 de la ‘Ley Sobre el Derecho a Una Vida Libre de Violencia’ establece una pena de ocho a 20 meses por el acoso".
Posteriormente, recomendó a las víctimas no quedarse calladas cuando estén en una situación comprometedora como lo es el abuso sexual por Internet.
“El castigo judicial a los autores de acoso es la mejor medida para acabar la impunidad de este delito. Por ello, es importante que las víctimas denuncien”, puntualizó.
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