American Airlines puso en marcha un ambicioso plan de "reinvención del cliente" para intentar frenar una crisis de rentabilidad que la ha dejado volando muy por debajo de sus principales competidores, Delta y United.
Tras años priorizando el volumen de pasajeros y la reducción de costes, la aerolínea con sede en Texas da un giro de 180 grados hacia el mercado del lujo.
La apuesta incluye suites con puertas privadas, champán Bollinger y café Lavazza en un esfuerzo por seducir al viajero corporativo y de alta gama, el segmento que realmente impulsa los márgenes de beneficio en la industria actual.
La urgencia de este cambio es financiera: mientras que Delta y United reportaron ganancias por miles de millones en los primeros nueve meses del año, American apenas logró sumar 12 millones de dólares.
Esta debilidad se ha reflejado en Wall Street, donde sus acciones han caído un 6% este año, contrastando con el repunte de doble dígito de sus rivales.
Nuevos aviones
Para recuperar el terreno perdido, American confía en sus nuevos Boeing 787-9 y el Airbus A321XLR, este último debutando en la competitiva ruta Nueva York-Los Ángeles con una configuración de tres clases que promete el confort de un vuelo internacional en un avión de pasillo único.
Sin embargo, el despegue de esta nueva era enfrenta turbulencias operativas y laborales. Los problemas en la cadena de suministro han retrasado la entrega de nuevos aviones y la modernización de las cabinas de los Boeing 777 más antiguos.
Además, el clima interno es tenso; los sindicatos han formado una coalición para exigir rendiciones de cuentas ante la gerencia, señalando que el bajo rendimiento financiero ha pulverizado los pagos por participación en las ganancias de los empleados.
Mientras un piloto de Delta recibe un 10% de incentivos, uno de American apenas alcanza el 0,6%.
2026: el año de la consolidación
El director ejecutivo, Robert Isom, y su equipo directivo tienen la mirada puesta en 2026 como el año de la consolidación. A través de una nueva alianza exclusiva con Citi para tarjetas de crédito y el regreso a estrategias de venta mediante agencias de viajes, American busca corregir errores estratégicos del pasado.
"No vamos a cambiar de la noche a la mañana", advierten los analistas, pero la aerolínea ya ha dejado claro que su única vía para sobrevivir en el largo plazo es dejar de competir por el precio más bajo y empezar a pelear por el servicio más exclusivo.
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