La empresa Space X terminó las pruebas de manera satisfactoria del cohete Starship, el vehículo espacial que actualmente es el de mayor envergadura.
A pesar de la importancia de las pruebas, los lentes y la atención del público en general estuvieron centrados en dos personalidades: el recién electo presidente de Estados Unidos, Donald Trump y en su asesor y dueño de la empresa SpaceX, el magnate Elon Musk.
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El mandatario norteamericano presenció las pruebas que se hicieron desde la base Starbase, ubicada en Boca Chica, Texas.
Protegiéndose del sol con una gorra roja con el tradicional eslógan 'Make América Great Again' (Haz América grande de nuevo), Trump divisó el viaje del cohete más grande construido hasta la fecha, que aterrizó sobre el océano índico sobre las 17:00 hora local (23:00 GMT), una hora después de su lanzamiento.
El Starship aterrizó intacto, a pesar de haber perdido parte del material protector que recubría al cohete durante el descenso.
Elon Musk acompañó en todo momento a Trump, explicándole de manera detallada todo lo que acontecía durante la prueba.
"Me dirijo al Gran estado de Texas para ver el lanzamiento del objeto más grande jamás lanzado, no solo al espacio, sino simplemente despegando del suelo. ¡Buena suerte a Elon Musk y a los Grandes Patriotas involucrados en este increíble proyecto!", apuntaba unas horas antes el presidente norteamericano en redes sociales
Un lanzamiento exitoso
A diferencia del quinto lanzamiento, en esta ocasión los ingenieros de SpaceX decidieron no intentar recuperar el cohete propulsor de la nave -conocido en inglés como 'Super Heavy'- sino que lo dejaron caer sobre el golfo de México.
Los ingenieros de la compañía aún no han explicado por qué se dio esta diferencia entre este lanzamiento y el anterior, y en las imágenes transmitidas en vivo se observó cómo el propulsor cayó lentamente sobre el océano, provocando una nube de humo al tocar el agua.
En la quinta misión de prueba, efectuada el pasado 13 de octubre, el 'Super Heavy' fue capturado en una plataforma, con la ayuda de una grúa llamada 'chopsticks' (palillos) para facilitar su descenso.
SpaceX busca que su cohete forme parte de la misión Artemis III, la cual sería tendría como objetivo volver a llevar una tripulación completa a la superficie lunar, después de casi medio siglo.
Se tiene previsto que el viaje a nuestro satélite natural se lleve a cabo en el 2026.
Con información de EFE
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