El Gobierno del presidente Donald Trump planea ajustes importantes en el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) debido a la frustración por el incumplimiento de las metas de arrestos migratorios fijadas por la Casa Blanca.
Altos funcionarios de la administración establecieron a inicios de año un objetivo ambicioso de 3 000 detenciones diarias, una cifra que ICE no logra alcanzar a pesar de intensificar sus operativos en diversas regiones del país.
Nuevo plan
Ante este bajo rendimiento, el Gobierno evalúa el reemplazo de al menos una docena de directores de las 25 oficinas de campo de ICE en todo el país, según informó Mundo Now.
Tricia McLaughlin, portavoz del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), confirmó que la administración se mantiene enfocada en "remover a extranjeros ilegales criminales y violentos", sin detallar los movimientos de personal.
La estrategia de mano dura del presidente Trump contra la inmigración indocumentada coloca a ICE en el centro de un intenso debate.
Críticas
Sectores de la administración critican que la agencia no opera con la rigurosidad necesaria, mientras que defensores de los migrantes y legisladores acusan a ICE de excederse en sus funciones, llevando a una profunda polarización social.
Comunidades a lo largo de Estados Unidos han respondido con indignación a las redadas, organizando protestas y bloqueos para intentar impedir las detenciones.
Además, el DHS reforzó los operativos de ICE con agentes de la Patrulla Fronteriza, un despliegue que generó controversia por el uso de tácticas agresivas y confrontaciones con manifestantes.
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