EFE
Durante las 29 noches del mes de Ramadán la capital de Argelia, considerada por muchos argelinos como "la ciudad sin vida" por su falta de oferta de entretenimiento, se transforma en una bulliciosa urbe en la que se multiplican los lugares de ocio, los conciertos o las representaciones teatrales.
A lo largo del año, las escasamente iluminadas calles del centro de la capital del país más grande de África se vacían con la puesta de sol.
A las ocho de la tarde, la gran mayoría de los comercios y las cafetería ya ha cerrado y es difícil encontrar a gente paseando por sus calles, excepto algunos grupos de jóvenes varones que se reúnen en las aceras y portales para charlar o jugar al dominó o a las cartas.
Pero en las noches de Ramadán, todo cambia en Argel. Tras la oración del "Tarawih" (rezo practicado en Ramadán antes de la medianoche), miles de personas invaden las vías públicas iluminadas ahora por los escaparates de los cientos de tiendas que retoman su actividad tras la ruptura del ayuno.
Las aceras no pueden contener esta marea humana que se mezcla en el arcén con el río de vehículos que inunda las calles del centro, especialmente en Diduche Murad, Larbi Ben Mhidi o La Grande Poste, donde cada noche se ofrece un nuevo espectáculo.
Para muchos argelinos, las "layali ramadán" (noches de Ramadán) son una oportunidad única de romper la rutina de todo el año tras una larga jornada de ayuno, especialmente en estas fechas en las que los calurosos y húmedos días de julio se hacen especialmente largos para los creyentes.
"Para mí es indispensable salir por la noche tras la oración del Tarawih, para compartir con mis amigos las atracciones de este mes sagrado y disfrutar de estos momentos tomando un té con ellos", dijo Husein un joven de 25 años.
En las terrazas de los alrededores de la plaza Maurice Audin es casi imposible encontrar un rincón para sentarse. Familias con niños, jóvenes, hombres y mujeres sin prisa por volver a sus casas animan las noches en las mismas calles que en cualquier otra época del año llaman la atención por su fantasmal apariencia.
Argel se convierte en Ramadán en una ciudad que "nunca duerme".
Durante este mes sagrado para los musulmanes, que arrancó el 29 de junio y continuará hasta el 28 o el 29 de este mes, hacen también su aparición como en otras muchas ciudades del mundo árabe, cientos de "jaimas de ramadán".
Proponen noches cargadas de todo tipo de espectáculos para atraer a los argelinos en una atmósfera distendida con decoraciones inspiradas en los relatos de las "Mil y una noches", entre sorbos de café y bocados de "qalb al loz" (corazón de almendra), un tradicional dulce a base de sémola, miel y almendra.
Desde el popular barrio de Bab al Ued, hasta el acomodado Hydra, las jaimas, las calles y las noches se llenan de animación.
Incluso un circo internacional, el "Circus Amar", se ha instalado en las afueras de la capital para ofrecer espectáculos nocturnos que se llenan noche tras noche.
Para Abdelmayid Zayed, responsable de programación del Teatro Nacional de Argel, que ha multiplicado sus actividades durante este mes, este año se ha elaborado un programa para acoger al máximo posible de espectadores.
"Este año hemos organizado un programa muy variado que incluye tanto piezas teatrales como actividades musicales para público de todas las edades", dijo a Efe Zayed, que explicó que los precios son "simbólicos" y accesibles a todos los bolsillos.
Otras jaimas, especialmente las levantadas en los hoteles más lujosos de la capital, se apuntan también a las veladas del mes sagrado pero a precios que superan hasta en treinta veces los ofrecidos por el Teatro Nacional.
Asimismo, algunos museos como el MAMA, de arte contemporáneo, o el Bardo, de historia y arqueología, se transforman en estas noches en improvisadas salas de jazz o terrazas con música "lounge" donde disfrutar de las noches del caluroso julio.
2014-07-10