Paola Ñáñez
@PaolaGNanez
Solo dos días de encuentros cara a cara bastaron para que una potencial situación de conflicto entre Estados Unidos y sus vecinos latinoamericanos se desactivara.
Entusiastas por el resultado de la Cumbre de las Américas en Panamá algunos analistas esperan que los acercamientos de Washington con Cuba y Venezuela no sean solo retórica, sino realmente una nueva era en los nexos del continente.
"Tengo un balance positivo. Llegamos aquí con dos conflictos muy serios, la posibilidad de que Estados Unidos aplicara a Venezuela sus viejas prácticas y que a su vez pudieran rebotar sobre el proceso iniciado con Cuba. Era una situación peligrosa", dijo a la AP el sociólogo mexicano del Centro de Investigaciones Superiores en Antropología Social, Héctor Díaz Polanco.
Las tensiones crecieron en las semanas previas a la Cumbre realizada el viernes y sábado en Panamá: por un lado Washington inició deshielo de sus nexos con Cuba, pero por el otro el presidente Barack Obama firmó en marzo un decreto para trabar fondos de funcionarios venezolanos con el argumento que la nación sudamericana es un peligro para su seguridad nacional.
El profesor de la Universidad de Guanajuato en México, Armando Changuaceda, opinó que el discurso de Obama ante los mandatarios de América Latina, algunos de los cuales le hicieron fuertes críticas en su presencia, fue "muy despolarizante, muy de cara al futuro".
Era lógico que la maniobra de Obama contra Venezuela impactara de alguna manera en las negociaciones con la isla, que tiene a Caracas por su primer socio comercial y el mayor aliado ideológico.
Para el sociólogo Díaz Polanco se trata de la vieja política del garrote y la zanahoria que Estados Unidos tuvo por décadas con la región: en este caso zanahoria para Cuba y garrote para Venezuela.
Aunque en general todos los países criticaron la decisión de Obama, en esta Cumbre las cosas salieron bien.
Agencia AP