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La vida y muerte del capo narcotraficante colombiano Pablo Escobar sigue siendo una prolífica fuente de información y anécdotas 22 años después de ser abatido por la policía.
El jefe del Bloque de Búsqueda de la Policía, coronel Hugo Aguilar Naranjo, cuenta en su reciente libro “Así maté a Pablo Escobar” que miembros del Departamento antidrogas de Estados Unidos (DEA) que participaron en su captura se llevaron un trozo del bigote del narcotraficante.
“Los agentes de la DEA se tomaron fotos junto al cadáver de Escobar y luego le cortaron parte del bigote, que no sé dónde estarán” recuerda Aguilar sobre aquel día. “Yo le saqué el reloj que llevaba puesto. Está depositado en el museo de la policía“, cuenta el coronel Aguilar, ya retirado, en una entrevista con The Associated Press, que solicitó un comentario a la DEA, en Washington, sin obtenerlo de inmediato.
En el libro, lanzado el 2 de diciembre, el ex oficial de la policía reveló algunas de las fuertes conversaciones telefónicas que mantuvo con Escobar días antes de ser ubicado y muerto.
“Eran conversaciones muy cortas de apenas unos segundos. Él llamaba a la habitación donde estábamos concentrados haciendo el seguimiento y comenzaba a insultarnos y darnos la dirección de nuestras familias para decirnos que las iba a matar” explica. Aguilar recordó que a su vez le contestaba “que una vez que lo atrapara lo iba a torturar y también mataría a su familia”.
El ex jefe policial recordó que Escobar era muy habilidoso y que para evitar ser localizado a través del teléfono, entre otras cosas, colocaba cerca del aparato la tapa metálica de una olla lo que desviaba la señal y la enviaba a casi 200 metros de distancia de donde estaba en realidad . “Más de una vez caímos en casas y lugares en los que no estaba”, rememora.
Escobar fue detectado y muerto el 2 de diciembre de 1993 en Medellín por el grupo de búsqueda que llevaba 15 días tras sus pasos.
El hombre que dirigió aquella operación que duró apenas 15 minutos, recordó también algunos de los problemas que tenían por la capacidad de Escobar para infiltrar los grupos de policía que se formaban para detenerlo. En una ocasión logró incluso infiltrar con mujeres un grupo especial de la policía a cuyos miembros Escobar iba envenenarlos con cianuro.
“Los agentes de la escuela de formación empezaron a tener novias muy guapas con hombres muy feos. Entonces yo interrogué a una de las chicas que confesó que el patrón (Pablo Escobar) había contratado a 90 mujeres para que durante una fiesta pusieran cianuro en la comida y bebida de los agentes”, señaló Aguilar.
Recordó también que gracias a las agencias de Estados Unidos, la DEA y la CIA, fue posible la detención de Escobar. “El avión fantasma, la tecnología y los recursos fueron fundamentales para lograrlo” explicó. Aguilar dice en su libro que con la aparición del grupo de búsqueda se cambió la forma en que hasta ese momento se habían realizado las operaciones contra el narcotraficante.
“El operativo para su detención fue tipo ‘comando’ porque hasta entonces realizábamos operaciones con helicópteros, tanquetas y cientos de hombres y él siempre lo detectaba y terminaba escapándose. Pero en esa ocasión organizamos un grupo de 23 hombres muy expertos que terminó dando con él”, señaló.
Tras aquella exitosa operación el ex coronel Aguilar entró en una oscura etapa que incluso lo llevó a la cárcel. Aguilar salió de prisión en mayo, tras cumplir las tres cuartas partes de una condena de nueve años por vínculos con grupos paramilitares.
2015-12-04